Con un país y su gente rodeados por la pandemia y un virus que mantiene a la población ocupada con su subsistencia, el gobierno avanza, sin mucha explicación, en la intervención de Vicentin que se encuentra en concurso de acreedores sometida al proceso de convocatoria bajo la órbita de la justicia.
No solo aparenta ser una decisión legalmente discutible, sino que además se agarra a las patadas con el intento del ministro Martín Guzman de demostrarle al mundo y a los acreedores que el país está empobrecido y que no puede cumplir con sus compromisos de deuda. En este sinsentido el gobierno involucra a YPF en una confiscación de la propiedad privada como lo hizo anteriormente con ella misma. El nivel de endeudamiento de YPF, también sitúa a esta empresa en un grado de debilidad que la podría llevar a una situación de crisis en breve cuando deba cumplir con el próximo pago de los 750 millones de dólares en julio próximo.
El gobierno involucra a YPF en una confiscación de la propiedad privada como lo hizo anteriormente con ella misma
El argumento de "Aprovechar la capacidad de gerenciamiento de YPF" expuesto por el gobierno argentino, podría significar someter a YPF no solo a las contingencias propias de la variación de los precios de los hidrocarburos y derivados que hoy marginan sus beneficios, sino también a las variaciones de otros comodities como cereales y oleaginosas, que le son absolutamente extraños, además de tener que incorporar a YPF al Interventor y seguramente pagarle un abultado salario.
Con los años he aprendido que la curva de aprendizaje de un negocio generalmente lleva, no solo costos que hoy YPF no puede enfrentar, sino también tiempo que, a los fines de los compromisos financieros de esta empresa, hoy no tiene. A través de su unidad de negocios YPF Agro, deberá hacer frente al pago de deudas a productores del interior, renegociar con los bancos acreedores (Nacionales e Internacionales), asegurar la paz social, estabilidad laboral con gremios, y como si todo esto fuera una simple gestión de gerentes sin antecedentes mayores en negociaciones dentro del agro, además cubrir sus funciones gerenciales dentro de YPF.
Los detalles del DNU para la intervención de Vicentin
Si tuviera que hacer un análisis de esta decisión, diría que si los gerentes de YPF pueden llevar estas dos gestiones en forma simultánea, YPF tiene un excedente de personal y debería prescindir de ellos, o bien debilitaran sustancialmente su desempeño primordial en beneficio de un negocio que no conocen ni “sienten” en una de las situaciones de crisis en Hidrocarburos más grandes de nuestra historia.
El “core business” de YPF que debe ser modificado y autorizado por su directorio, para intervenir en el negocio Agropecuario con algo más que un trading de granos, o una negociación de compra de biodiesel. Quienes tomaron la decisión de avanzar desconocen el respeto a las estrategias de negocios aprobados por los accionistas privados y las consecuencias legales de violentar los estatutos de conformación de la empresa.
Asumo que además de las contingencias propias de ingresar a un negocio sobre el que YPF no tiene antecedentes, agregaran riesgos a su exposición crediticia. La pandemia redujo fuertemente sus ingresos, comprometiendo las inversiones previstas en su plan de negocios para este año con lo que será imposible sostener la provisión de gas y petróleo en el país los próximos años. Es así que el probable ahorro de hoy, significaran miles de millones de dólares en importaciones de LNG los próximos años. La idea de que YPF Agro se transforme en una empresa testigo en el mercado de granos y en el mercado de cambios en medio de una importante pérdida del tejido productivo del país que reducirá en forma sostenida sus ingresos en los próximos años, aparenta ser una visión propia de una noche de descontrol y alcohol.
La idea de que YPF Agro se transforme en una empresa testigo en el mercado de granos y en el mercado de cambios aparenta ser una visión propia de una noche de descontrol y alcohol
En mi opinión esta decisión obedece al desprecio y desconocimiento de sus autores a la experiencia, conocimientos y capacidades necesarias para gestionar un negocio con éxito, virtudes que en la política claramente no son necesarias. Negociaciones justas evitan asumir deudas “negociadas” por gestores inexpertos, que ya nos han costado a los contribuyentes argentinos miles de millones de dólares, y que a lo largo de los años llevaron al empobrecimiento y postergación que vivimos.
Cuando concentramos la mirada en la actividad productiva, vemos que un país que supo abastecer y sorprender al mundo con sus productos e inventos, aprovechando la revolución industrial y promoviendo la iniciativa privada, con una industria de primera calidad y tecnología apalancada en el campo, hoy prácticamente trata de sobrevivir ordeñando la vaca, sea que este viva en el campo, o muerta en el petróleo. Es así que convivimos con impuestos, tasas y otras yerbas que exprimen cualquier iniciativa o intención de elevar la vara a través del esfuerzo productivo.
Si deseamos entender la razón de nuestra decadencia como país, claramente debemos ir a ver los impuestos que gravaban las actividades productivas entre 1886 y 1936, y compararlos con los actuales, sin abundar en explicaciones sobre las diferencias, podríamos discutir el destino que se ha dado a los impuestos para también entender porque determinados gobiernos no pueden desempeñar su tarea si no es con la concentración de los tres poderes de la democracia, excluyendo cualquier tipo de control o restricción a su infinita libertad para disponer de los fondos públicos.
*Ingeniero con Especialización en petróleo y Gas y un Máster en Administracion de Empresas (MBA) de la Universidad de Texas en Austin. Ingeniero mecánico.